El Dr. Masaru Emoto se hizo mundialmente famoso con su sensacional descubrimiento y la fotografía de cristales de agua. Descubrió que el agua forma diferentes tipos de cristales que pueden tener distintos niveles de coherencia: desde muy desorganizados y caóticos en un extremo del espectro, hasta bellamente ordenados y altamente coherentes en el otro. El agua de Lourdes, por ejemplo, es aparentemente muy bien estructurada y pura.

Principalmente gracias a la energía lumínica, la naturaleza es perfectamente capaz de ordenar el agua. Cuantos más biofotones contiene el agua, más ordenada se ve. Cuanto más ordenada está, mejor puede realizar ciertas funciones como eliminar desechos en una célula viva, absorber cambios de temperatura y proteger contra influencias energéticas negativas.

Para una vida saludable, los seres humanos necesitan consumir aproximadamente entre 1,5 y 2 litros de agua al día. Desafortunadamente, la mayoría del agua tiene una calidad tan desestructurada que, básicamente, es “agua muerta”. Cuanto más estructurada esté, mejor será para el cuerpo humano.

El agua puede mejorar su estructura si se almacena en botellas MIRON y se expone a la luz solar. Con una estructura mejorada, el agua también se vuelve más suave y dulce y, por lo tanto, posiblemente tenga un sabor mejor que el agua embotellada común.